domingo, 29 de noviembre de 2009

Entrevista a Sebastián Álvaro

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Videos del canal de televisión de Internet Televeo, en que se entrevista a Sebastian Álvaro director de el programa de Radio Televisión Española, Al filo de lo Imposible. En esta entrevista que no nos podemos perder...

Apretar sobre los enlaces para poder ver los videos:

Video 1º http://www.televeo.com/?channel=al_filo#Entrevista-a-Sebastian-Alvaro-I

Video 2º http://www.televeo.com/?channel=al_filo#Entrevista-a-Sebastian-Alvaro-II

jueves, 26 de noviembre de 2009

Homenaje a Walter Bonatti, un mito viviente del alpinismo.

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Homenaje a Walter Bonatti, un mito viviente del alpinismo del programa Al filo de lo imposible, no hay que perdérselo, apretar sobre el enlace para verlo.

http://www.rtve.es/mediateca/videos/20091122/filo-imposible--reconstruccion/634246.shtml?s1=programas&s2=&s3=&s4

jueves, 5 de noviembre de 2009

Tente Lagunilla extrae conclusiones tras su accidente escalando en Picos

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El alpinista e himalayista palentino Tente Lagunilla tuvo un accidente escalando en la Peña la Regaliz, en la Vega de Liordes. Una laja que desprendió el primero cayó sobre él, provocándole dos profundas heridas en cabeza y pierna. Tras conseguir rapelar hasta una gran repisa, pudieron ser evacuados por el helicóptero. Ya ha salido del hospital y extrae conclusiones.


Tente nos escribe para informarnos que ya ha salido del hospital en el que permanecía desde el día 18 de octubre, y escribe una crónica en la que relata lo sucedido y extrae las conclusiones adecuadas. No olvidemos que además de gran alpinista y conocido himalayista, Tente es profesor de la escuela castellano-leonesa de Alta Montaña, y pertenece desde hace muchos años al Grupo de Rescate y Salvamento de la Agencia de Protección Civil de la Junta de Castilla y León y trabaja como bombero, por lo que sus conclusiones y consejos son especialmente interesantes para todos.

“Dicen que los amigos son como los taxis; es difícil encontrarlos los días de lluvia. Si tener un accidente en montaña y terminar con un ojo a la virulé y una pierna fastidiada, se puede considerar un “día de lluvia” en la vida de uno, esta frase en mi caso no tiene ningún sentido, pues afortunadamente han sido cientos (y no exagero) los amigos que se han preocupado por mi.

Amigos que han ido a verme al hospital, amigos que llaman por teléfono, amigos que ponen correos, amigos que te ven en la calle, amigos que llaman a amigos para saber como estas, amigos que escriben en los foros, amigos, amigos, amigos… que hermosa palabra.

El pasado viernes ya me dieron el alta en el hospital y quería a través de estas líneas daros las gracias a cuantos os habéis interesado por mi estado durante estos días, pues es agradable no sentirse solo.

Ya lo he dicho alguna otra vez: no creo ser un ejemplo en casi nada y soy una persona de lo más normal, con mis defectos y virtudes repartidos de forma imprecisa, como la mayoría de los mortales, pero al ver estas muestras de cariño en los momentos difíciles pienso que no debo de ser muy mala persona, y de lo único que me arrepiento es de no corresponder a veces con el mismo entusiasmo esas muestras de amistad.



A continuación os contaré brevemente la peripecia del día del accidente, sobre todo con el ánimo de sacar unas conclusiones finales, de las cosas que hicimos bien y otras mal, que espero puedan servir a alguien. El domingo 18 de octubre, la previsión de la “meteo” era estupenda, y aunque los días ya son frescos y cortos nos animamos tres amigos (Kike, Alberto y yo mismo) a acercarnos a escalar alguna vía de la Peña la Regaliz, en la Vega de Liordes. A primera hora de la mañana estábamos al pie de la vía Divertimento. Una ruta tranquila, que ya había hecho hace un montón de años, no demasiado difícil ni vertical, pero prácticamente desequipada, por lo que hay que estar atento. Los largos se suceden sin ningún problema ni sobresalto, tan solo con la incomodidad y lentitud de los relevos al ser una cordada de tres. El tiempo es esplendido, pero a la sombra donde estamos, hace frío. A medio día estamos a dos largos de la cumbre. Yo he terminado un largo y monto reunión en una cómoda repisa con dos estupendos anillos de cuerda en unos puentes de roca a prueba de bombas unidos por un equalette que me queda de lo más “aparente”. El siguiente largo, el penúltimo, le toca de primero a Kike. Le pasamos el material y tira para arriba con la ilusión de que en un rato estaremos los tres en la cumbre al solito, disfrutando de las vistas. Mete un empotrador, aprovecha un clavo, mas adelante laza un puente de roca y a 15 m. de la reunión un friend. El largo es rectilíneo y tenemos a Kike encima de nosotros. En la reunión yo estoy asegurándole con un reverso y doble cuerda, autoasegurado bastante en corto a dicha reunión. A mi lado, Alberto charla conmigo y tiene un poco mas de cuerda en su autoseguro. Cuando Kike esta cinco o seis metros por encima del ultimo friend, y está agarrado con sus dos manos a una enorme laja, ésta se desprende.

Todo ocurre en fracciones de segundo. Kike y los bloques de piedra caen hacia nosotros. En un instante me doy cuenta que no tengo ni 50 cm, de margen de movimiento y además tengo las manos ocupadas, imposible huir de las piedras. Cierro las manos sobre las cuerdas y me acurruco contra la pared intentando poner la cabeza a cubierto. Alberto al menos tiene las manos libres y algo más de cuerda, se aparta a un lado todo lo que puede con la esperanza de no ser alcanzado por las piedras.

Cuando me quiero dar cuenta estoy hecho un ovillo con las manos crispadas sobre la cuerda y un dolor de muerte en el muslo derecho. Pienso que tengo la pierna partida, pero veo que la puedo mover ligeramente. Grito a Kike para saber si le puedo dar cuerda y me contesta que ya está de nuevo agarrado a la roca, puedo soltar algo de cuerda.



En unos segundos mis compañeros toman la iniciativa y al rato estamos los tres en la reunión, haciendo inventario de daños. Kike, tiene golpes y contusiones en los tobillos, manos, culo, pero ninguno de gravedad. Ha quedado colgando de ese ultimo friend salvador, con la suerte de que la cuerda que pasaba por él está intacta, no así la otra que una piedra ha cortado limpiamente. Alberto ha recibido una piedra en todo lo alto del casco y se lo ha partido en dos, haciéndole una pequeña brecha en el cuero cabelludo. Le duele el cuello. Yo soy el peor parado, al meterme contra la pared, me he golpeado en un ojo y tengo una brecha en el parpado que sangra abundantemente. Varias piedras me han golpeado la espalda y me duele el omoplato derecho, pero lo más grave es la herida de la pierna que sangra empapándome el pantalón, calcetín y pie de gato.

No hay cobertura de móvil. La cosa no pinta bien pero tampoco estamos muy desesperados, hay que rapelar para salir de aquí.

Hacemos dos rápeles hasta la repisa que corta la pared a media altura. Para estos rápeles tenemos que realizar una sencilla maniobra de autorrescate, pues una de las dos cuerdas esta cortada y tenemos que unirla con un nudo. Yo podía haberme quedado en la repisa esperando ayuda, pero hace frío y mientras puedo prefiero seguir moviéndome, así que hago esos dos rápeles y luego destrepo hasta llegar a un cómodo lugar en la gran repisa. Todo eso con la pierna y el ojo sangrando “más que ligeramente”.

Ya en la vega, Alberto encuentra cobertura y avisa al 112, dando nuestra posición y explicando más o menos lo que pasa. Cuando regresa a donde yo estoy y me dice que ya ha dado aviso, ya me relajo. Todo es cuestión de esperar, pues el tiempo sigue esplendido y tenemos bastantes horas de luz hasta el ocaso.

Esperando al rescate, me decido a mirarme la herida del muslo. Menos mal que no me la mire arriba, pues si la veo no doy ni un paso. La “cornada” es de preocupar y lo único que podemos hacer es taponarla con un “buf” limpio y comprimirlo todo con vendaje apretado.



Después todo se sucede muy rápido. Llega el helicóptero, bajan los rescatadores, me inmovilizan la pierna y nos sacan de dos viajes hasta Cordiñanes donde espera el helicoptero sanitario y una ambulancia.

Moraleja:

El casco yo no me lo quito ni para escalada deportiva.
A los tres nos salvo el casco, especialmente a Alberto que con toda seguridad estaría muerto si no es por el.

Es una locura escalar en montaña con cuerda simple. Siempre doble cuerda aunque sean de las modernas finas y ligeras.
Esta vía es susceptible de escalar con cuerda simple, pues no se rapela, pero a pesar de todo nosotros íbamos en doble lo que salvo a Kike. Además tuvo la suerte de que la cuerda que se partió fue la que no pasaba por el último seguro, lo cual redujo la caída al mínimo.

Siempre que sea posible hay que intentar montar las reuniones fuera de la vertical de la trayectoria del largo, sobre todo en las canales, corredores, etc.
Dos metros por encima de donde monte la reunión había un lugar igual de bueno y más protegido.

Siempre hay que llevar algo de botiquín.
Nosotros no llevábamos nada. Cagada, aunque supimos improvisar.

Hay que estar al día en temas de autorrescate.
La maniobra que nosotros necesitamos es de las mas sencillas, pero siendo esté un tema que me apasiona veo que el autorrescate es la “asignatura pendiente” de casi todos los escaladores."


Página web de Tente: http://www.arasdelcielo.com

www.barrabes.com
http://www.barrabes.com/revista/articulo.asp?idArticulo=6392

 

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