miércoles, 29 de julio de 2009

Anillo Ventral/Cinta de Seguridad


El anillo de aseguramiento de un arnés sigue siendo el gran desconocido para muchos escaladores. Sus múltiples posibilidades y los inquietantes resultados de unas recientes pruebas de laboratorio nos obligan a cuestionarnos si lo estamos empleando correctamente.

¿Son fiables?

Desde que en 1978 el fabricante inglés Troll añadiese a sus arneses el primer anillo ventral de la historia, una nueva duda se introdujo en el mudo de la escalada ¿era para asegurar al primero o simplemente para rapelar?

Y ya que nos ponemos en plan preguntón ¿cuánto aguanta, menos que el resto del arnés o más? ¿200 o 2.000 kp?

Muy pocos fabricantes han facilitado hasta el momento ese dato, pero gracias a las recientes normas CE ya sabemos que como mínimo tiene que soportar 1.500 kp cuando está por estrenar. Bien. Pero esa cifra tranquilizadora no lo es tanto según unas pruebas realizadas a finales de 1998 por Emanuele Pellizzari, uno de los mejores especialistas europeos de material de montaña, en el laboratorio de Schio Vicenza.

Los resultados que ha obtenido se muestran muy interesantes: todos los anillos nuevos analizados fluctuaban entre los 1.575 y los 2.500 kp (cumplían por tanto la normativa) pero con sólo 2 o 3 años de uso podían bajar en ocasiones hasta los ridículos 700 kp. Con los arneses en sí no parece haber una merma tan drástica: llegan a los 1.200 -1.700 kp.

Aunque existe en el mercado algún que otro anillo de rápel bastante más fuerte -¡nuevo 3.200 kp!- que posiblemente envejezca mejor, lo cierto es que la mayoría de las firmas ofrecen una seguridad limitada en el tiempo. ¿Y qué podemos hacer ante tamaña incertidumbre?, sencillo: superponer otro anillo que obviamente tendrá que ser anudado.

Cómo encontrar una solución sencilla y eficaz
La superposición de otro anillo no pretende ser alarmista. No afirmamos que todos los anillos aguanten poco en el tiempo, si no que ante la duda y si nuestro arnés supera un año de uso medio (todos los fines de semana) parece razonable añadir un buen cordino.

¿Y por qué no una cinta? pues simplemente para no aumentar en exceso el diámetro del conjunto, lo que redundaría en un mayor volumen y en un sobresfuerzo innecesario del mosquetón de seguridad.

Una solución interesante puede ser el confeccionar el anillo con un cordino de reducido diámetro y alta resistencia, o sea de Kevlar o Dyneema. En 5,5 mm ofrecen entre 1.300 y 1.800 kp, por menos de 600 ptas./metro. 85 cm bastarán.

Aunque el Dyneema resulta más flexible y anudable, todavía existen partidarios del Kevlar que habrán de rematar los cabos de forma diferente a la practicada con los cordinos convencionales o el citado Dyneema.

El anillo en sí...

Sea de Kevlar o de Dyneema, el anillo debe cerrarse con un nudo especial. El más recomendable es el triple pescador, porque con los nudos habituales (ocho por chicote, doble pescador, etc.) existe riesgo de deslizamiento baja una carga elevada.

Tendremos así un aro de unos 20 cm de perímetro que colocaremos en idéntica posición que el anillo original del arnés. Posteriormente deberemos colgarnos sólo del anillo de cordino para apretar a fondo el nudo; bastará con anclarnos un momento a la primera chapa de una vía por ejemplo.

Conviene recordar que en aquellos modelos con anillo cosido de más de 20 mm de ancho, se debe emplear siempre mosquetones robustos, que superen los 2.500 kp y lo suficientemente amplios como para que no interfieran con el nudo del cordino.

Aseguramiento al primero

1) El freno está anclado directamente al anillo. De esta forma mosquetón, dispositivo de aseguramiento y anillo trabajan sin trabas y se orientan de manera idónea en caso de caída.

2) El asegurador desconfía de su anillo y piensa que dos puntos de anclaje, pernera y cintura, son más seguros que uno solo (el anillo). Cierto, pero peligroso en este caso.

El mosquetón no puede trabajar sin trabas y la acumulación de cintas tan anchas perpendiculares entre sí genera una solicitación triaxial. Con caídas pequeñas no existe peligro pero en vuelos serios puede partirse, tal y como ocurrió mortalmente dos veces durante 1998 en Inglaterra. Si el propietario del arnés desconfía del anillo tiene dos opciones mucho mejores que mosquetonear a pernera y cintura: añadir el cordino cómo se ha descrito con anterioridad o comprar un arnés nuevo!

3) Resulta evidente que una cuerda simple aguanta más que el propio anillo. Por dicho motivo el asegurador ancla el freno a su propio encordamiento, desconociendo que el nudo de ocho trabajando en esa posición puede deshacerse bajo una fuerte carga.

¿Y en top-rope?

En vías de descuelgue es frecuente ver a alguien que asciende en top-rope encordado a un mosquetón. Constituye una forma rápida y suficientemente segura sólo si se observan algunas precauciones:

» Obviamente hay que utilizar un mosquetón de seguridad. Para esta maniobra deben evitarse los de cierre automático, pues pueden abrirse al rotar contra la ropa del escalador o

contra la propia piedra en una caída de tipo pendular.

» Preferiremos el empleo de dos mosquetones de rosca clásica con los cierres contrapeados o de uno solo de doble seguro (automático + bayoneta) o bayoneta simple.

» No utilizar nunca el encordamiento sobre mosquetón para escalar de primero o para ir de segundo en vías con travesías o de pared. Sin embargo resulta interesante para reencordarnos cuando nos bajamos sobre un descuelgue que no se abre.

Pequeños consejos

» No forrar el anillo con cinta para prevenir el desgaste, pues su adhesivo puede dañar la poliamida o poliéster. El problema de superponer de forma casera cualquier otro protector estriba en que el estado del anillo no es comprobable a simple vista.

» Cada varios meses podemos volver sobre sí mismo el anillo para que no sean siempre las mismas costuras las que estén expuestas exteriormente al rozamiento.

» Si un arnés no es eterno, su anillo ventral menos. Tres años para un modelo empleado todos los fines de semana, y cinco para uno utilizado ocasionalmente es un límite razonable. La práctica de la escalada deportiva desgasta más el anillo que la escalada clásica, pues se usa continuamente para descolgar a un compañero mientras trabaja una vía o detener varias caídas seguidas.

Fuente: Desnivel

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