miércoles, 29 de julio de 2009

Anillo Ventral/Cinta de Seguridad

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El anillo de aseguramiento de un arnés sigue siendo el gran desconocido para muchos escaladores. Sus múltiples posibilidades y los inquietantes resultados de unas recientes pruebas de laboratorio nos obligan a cuestionarnos si lo estamos empleando correctamente.

¿Son fiables?

Desde que en 1978 el fabricante inglés Troll añadiese a sus arneses el primer anillo ventral de la historia, una nueva duda se introdujo en el mudo de la escalada ¿era para asegurar al primero o simplemente para rapelar?

Y ya que nos ponemos en plan preguntón ¿cuánto aguanta, menos que el resto del arnés o más? ¿200 o 2.000 kp?

Muy pocos fabricantes han facilitado hasta el momento ese dato, pero gracias a las recientes normas CE ya sabemos que como mínimo tiene que soportar 1.500 kp cuando está por estrenar. Bien. Pero esa cifra tranquilizadora no lo es tanto según unas pruebas realizadas a finales de 1998 por Emanuele Pellizzari, uno de los mejores especialistas europeos de material de montaña, en el laboratorio de Schio Vicenza.

Los resultados que ha obtenido se muestran muy interesantes: todos los anillos nuevos analizados fluctuaban entre los 1.575 y los 2.500 kp (cumplían por tanto la normativa) pero con sólo 2 o 3 años de uso podían bajar en ocasiones hasta los ridículos 700 kp. Con los arneses en sí no parece haber una merma tan drástica: llegan a los 1.200 -1.700 kp.

Aunque existe en el mercado algún que otro anillo de rápel bastante más fuerte -¡nuevo 3.200 kp!- que posiblemente envejezca mejor, lo cierto es que la mayoría de las firmas ofrecen una seguridad limitada en el tiempo. ¿Y qué podemos hacer ante tamaña incertidumbre?, sencillo: superponer otro anillo que obviamente tendrá que ser anudado.

Cómo encontrar una solución sencilla y eficaz
La superposición de otro anillo no pretende ser alarmista. No afirmamos que todos los anillos aguanten poco en el tiempo, si no que ante la duda y si nuestro arnés supera un año de uso medio (todos los fines de semana) parece razonable añadir un buen cordino.

¿Y por qué no una cinta? pues simplemente para no aumentar en exceso el diámetro del conjunto, lo que redundaría en un mayor volumen y en un sobresfuerzo innecesario del mosquetón de seguridad.

Una solución interesante puede ser el confeccionar el anillo con un cordino de reducido diámetro y alta resistencia, o sea de Kevlar o Dyneema. En 5,5 mm ofrecen entre 1.300 y 1.800 kp, por menos de 600 ptas./metro. 85 cm bastarán.

Aunque el Dyneema resulta más flexible y anudable, todavía existen partidarios del Kevlar que habrán de rematar los cabos de forma diferente a la practicada con los cordinos convencionales o el citado Dyneema.

El anillo en sí...

Sea de Kevlar o de Dyneema, el anillo debe cerrarse con un nudo especial. El más recomendable es el triple pescador, porque con los nudos habituales (ocho por chicote, doble pescador, etc.) existe riesgo de deslizamiento baja una carga elevada.

Tendremos así un aro de unos 20 cm de perímetro que colocaremos en idéntica posición que el anillo original del arnés. Posteriormente deberemos colgarnos sólo del anillo de cordino para apretar a fondo el nudo; bastará con anclarnos un momento a la primera chapa de una vía por ejemplo.

Conviene recordar que en aquellos modelos con anillo cosido de más de 20 mm de ancho, se debe emplear siempre mosquetones robustos, que superen los 2.500 kp y lo suficientemente amplios como para que no interfieran con el nudo del cordino.

Aseguramiento al primero

1) El freno está anclado directamente al anillo. De esta forma mosquetón, dispositivo de aseguramiento y anillo trabajan sin trabas y se orientan de manera idónea en caso de caída.

2) El asegurador desconfía de su anillo y piensa que dos puntos de anclaje, pernera y cintura, son más seguros que uno solo (el anillo). Cierto, pero peligroso en este caso.

El mosquetón no puede trabajar sin trabas y la acumulación de cintas tan anchas perpendiculares entre sí genera una solicitación triaxial. Con caídas pequeñas no existe peligro pero en vuelos serios puede partirse, tal y como ocurrió mortalmente dos veces durante 1998 en Inglaterra. Si el propietario del arnés desconfía del anillo tiene dos opciones mucho mejores que mosquetonear a pernera y cintura: añadir el cordino cómo se ha descrito con anterioridad o comprar un arnés nuevo!

3) Resulta evidente que una cuerda simple aguanta más que el propio anillo. Por dicho motivo el asegurador ancla el freno a su propio encordamiento, desconociendo que el nudo de ocho trabajando en esa posición puede deshacerse bajo una fuerte carga.

¿Y en top-rope?

En vías de descuelgue es frecuente ver a alguien que asciende en top-rope encordado a un mosquetón. Constituye una forma rápida y suficientemente segura sólo si se observan algunas precauciones:

» Obviamente hay que utilizar un mosquetón de seguridad. Para esta maniobra deben evitarse los de cierre automático, pues pueden abrirse al rotar contra la ropa del escalador o

contra la propia piedra en una caída de tipo pendular.

» Preferiremos el empleo de dos mosquetones de rosca clásica con los cierres contrapeados o de uno solo de doble seguro (automático + bayoneta) o bayoneta simple.

» No utilizar nunca el encordamiento sobre mosquetón para escalar de primero o para ir de segundo en vías con travesías o de pared. Sin embargo resulta interesante para reencordarnos cuando nos bajamos sobre un descuelgue que no se abre.

Pequeños consejos

» No forrar el anillo con cinta para prevenir el desgaste, pues su adhesivo puede dañar la poliamida o poliéster. El problema de superponer de forma casera cualquier otro protector estriba en que el estado del anillo no es comprobable a simple vista.

» Cada varios meses podemos volver sobre sí mismo el anillo para que no sean siempre las mismas costuras las que estén expuestas exteriormente al rozamiento.

» Si un arnés no es eterno, su anillo ventral menos. Tres años para un modelo empleado todos los fines de semana, y cinco para uno utilizado ocasionalmente es un límite razonable. La práctica de la escalada deportiva desgasta más el anillo que la escalada clásica, pues se usa continuamente para descolgar a un compañero mientras trabaja una vía o detener varias caídas seguidas.

Fuente: Desnivel

lunes, 27 de julio de 2009

Se rompió el arnés...

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"Estaba realmente muy gastado"... Palabras de Jim Hewett, compañero de cordada durante la última escalada de Todd Skinner, en referencia al anillo del arnés del desaparecido escalador estadounidense, leyenda del libre en grandes paredes, que fallecía el pasado lunes 23 de octubre en Leaning Tower (Yosemite), mientras descendía por unas cuerdas fijas en la vía Jesus Built My Hot Rod. Junto a Hewett, Skinner estaba enfrascado en la apertura de una nueva línea en libre en esta tapia del Valle.

Hewett , quien vio caer a Skinner al vacío, se refiere al arnés del desaparecido escalador americano, y concretamente al anillo del mismo, la parte más resistente del baudrier. "Estaba realmente muy gastado, lo había notado algunos días antes, y él mismo era consciente de que era algo de lo que preocuparse". De hecho, amigos de Skinner comentaron que Todd había pedido varios arneses nuevos por correo, pero que aún no le habían llegado.



"Demasiado surrealista"

Hewett declaró después del accidente que el anillo se había roto cuando Skinner estaba colgando en el aire debajo de un saliente que sobresalía de la pared. De hecho, ha asegurado que "supo exactamente lo que había sucedido justo cuando sucedió", y añadió, claro, que "era para no creerlo, era demasiado surrealista".

El mismo lunes por la tarde un equipo de búsqueda y rescate halló el cuerpo ya sin vida de Skinner en unas rocas cerca de Bridalveil Falls, y efectivamente, pudieron comprobar que el anillo de su arnés estaba roto.

Algo realmente inusual en el mundo de la escalada, y que como declaraba Ken Yager, presidente y fundador de la Yosemite Climbing Association, "ha dado qué pensar a la gente ahora sobre su arnés viejo". Y es verdad...

Fuentes: Desnivel, ukclimbing.com

domingo, 12 de julio de 2009

Síndrome del arnés

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Estar colgado de una cuerda tiene sus riesgos, sobre todo si es mucho tiempo. El síndrome del arnés es poco conocido y no se le presta atención pero sus consecuencias pueden ser graves. Cañonistas, espeleólogos y escaladores que pretendan estar colgados de su arnés mucho tiempo, deben conocer este síndrome.

El síndrome del arnés es una patología que requiere la combinación de dos factores para su aparición que son la inmovilidad y la suspensión. El factor de inmovilidad puede darse tanto en personas que quedan inconscientes (por un golpe, el impacto de piedras, etcétera) como en personas que lleguen al agotamiento, lo cual les pueda suponer quedar suspendidas de una cuerda (segundo factor necesario).

Esta situación provoca una acumulación de sangre en las piernas (se calcula que de un 60%) por un fallo en el retorno venoso, la cual implica que hay menos sangre para que el corazón pueda mantener correctamente los órganos vitales. Rápidamente se puede perder la consciencia (en personas que no quedaron suspendidas por estar inconscientes), y si el síndrome avanza puede llegar a producirse la muerte de la persona bloqueada. Debemos tener en cuenta que la rapidez con la que una persona puede presentar los síntomas de síndrome del arnés depende de sus condiciones físicas, pero estos síntomas pueden aparecer a partir de los 10 minutos de estar suspendidos (en algunas personas podrían aparecer antes), y que normalmente no se suele aguantar más de 30 minutos.

Los síntomas que presenta el síndrome del arnés son entumecimiento de pies y piernas, aturdimiento, náuseas, taquicardia, dolor intenso, disminución del nivel de conciencia, etcétera.



Un problema que nos encontraremos para evitar la aparición del síndrome del arnés en personas conscientes es que no hay signos premonitorios claros, pues se han realizado estudios en los que personas que permanecían colgadas y quietas han pasado repentinamente de estar tranquilos a presentar rápidamente síntomas.

Es importante que conozcamos que factores como la imposibilidad de mover las piernas, la deshidratación, la hipotermia, el dolor, la fatiga, los antecedentes de enfermedad cardiovascular o respiratoria y el estado de inconsciencia aumentan el riesgo de padecer el síndrome del arnés.

Prevención
Dentro de la prevención podemos diferencias dos tipos de acciones, las personales, para evitar la aparición del síndrome del arnés cuando nos podamos encontrar en una situación de suspensión en una cuerda, y las acciones genéricas destinadas a divulgar la gravedad del síndrome del arnés, para concienciar y evitar que alguien pueda padecerlo.


Personales. Elegir el arnés adecuado a nuestra talla y llevarlo bien ajustado (ni mucho ni poco). Mantener una posición semisentada ayudándonos, si hiciese falta, de un arnés de pecho que evite que quedemos en posición horizontal. Mover las piernas y en caso de no ser posible, mantener las rodillas dobladas.


Generales
Mentalizar de la gravedad del síndrome del arnés a los practicantes del barranquismo, remarcando que la posibilidad de muerte puede darse en 10 minutos. Adquirir la formación específica para poder resolver situaciones de autorrescate en los barrancos. Garantizar un rescate rápido combinando el conocimiento de las técnicas de autorrescate con el entrenamiento (si no tenemos aún suficiente autonomía, éstas deben estar supervisadas por un profesional). Tranquilizar al rescatado al llegar hasta él, pues es de vital importancia que ejecute las instrucciones que le demos (como mover las piernas para evitar la aparición de síntomas). No realizar nunca el descenso de barrancos en solitario. Es altamente aconsejable que la gente que empieza y no tiene suficiente autonomía vaya siempre acompañada por, al menos, una persona técnicamente preparada o por un profesional contratado para ello.

Tiene que quedarnos muy claro (cristalino, más bien) que debemos evitar cualquier tipo de situación que nos lleve a la posibilidad de quedar bloqueados en una cuerda, tanto a nosotros como a cualquier persona que nos acompañe en un barranco.

Tratamiento
Además de realizar un rescate lo más rápido posible, lo único que podremos hacer es poner a la persona en una posición que favorezca el poder recuperar un estado más o menos normal, mientras damos aviso a los cuerpos profesionales de rescate para que lo trasladen rápidamente a un centro hospitalario (para ello, debemos tener en cuenta cuánto tiempo ha sido pasado suspendido desde la aparición de los primeros síntomas). Estas posiciones son agachado o en cuclillas, o en posición semisentada. Si el herido está inconsciente, debemos colocarlo sobre el costado derecho en posición fetal. Esta posición se debe mantener entre 30 y 40 minutos antes de pasar a una posición horizontal.

Debemos evitar a toda costa la posición antishock o las posiciones horizontales. Por la acumulación de sangre en las piernas se provoca una falta de carga en el ventrículo derecho, y si colocamos al herido en estas posiciones crearíamos una sobrecarga aguda desde el ventrículo por retorno masivo de sangre que se había cumulado en las piernas durante el tiempo que permaneció en suspensión (esto es más conocido como “muerte del rescate”).

Evidentemente, mientras esperamos la llegada del rescate profesional, pondremos al rescatado en un lugar seguro, protegido del frío y los agentes externos y bajo constante vigilancia, por si su estado empeorase y fuese necesario aplicarle maniobras de reanimación cardiopulmonar.

En conclusión, el síndrome del arnés constituye un riesgo vital para todos aquellos que practicamos el descenso de barrancos, pues ante la posibilidad de quedar bloqueados e inmóviles en una cuerda podemos llegar a perder la vida.

Jesús Montesa y Obdulia García. Autorrescate en barrancos. Ediciones Desnivel, Madrid. 2005, 186 páginas. ISBN: 978-84-96192-88-1. Páginas 135-138

sábado, 4 de julio de 2009

EL HONOR DEL ALPINISTA

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Articulo de Cesar Perez de Tudela que me parecio interesante y me gustaría compartir con todos.


El honor es un sentido de respeto hacia nosotros mismos. Es un patrimonio del ganado con el digno ejercicio de la vida.

El honor incide en ella y ésta es la esencia misma del .

El alpinismo, grande o menos grande, siempre es un juego trascendental, sea cual sea la importancia de la actividad. No importan quizás tanto las llamadas como la lucha del hombre contra nuestra propia debilidad, siendo por tanto accesible a todas las del hombre en la montaña.

Es admirable la destreza de un que escala solo en una pared dolomítica, pero también lo es la actitud de un modesto principiante que lucha arriesgándose sobre una pequeña escalada.

El es esa cualidad moral de respeto hacia uno mismo que surge tras la limpia acción del juego alpino, siempre ideal y nunca materializado.

Es la gloria derivada de los buenos hechos. Es la honestidad del joven inexperto que quizás tiembla en el paso acrobático. Es al fin el crédito personal frente a los demás por hechos justos y personales. Siempre es una dignidad lograda con mérito, esfuerzo y riesgo.

Por ello sé que todos los alpinistas, por el mero hecho de serlo son depositarios de esa cualidad moral que nosotros mismos nos ocupamos demasiado frecuentemente en negar a nuestros compañeros, para menosprecio de esta fascinante actividad, que por su esencia es también dramática en algunos momentos.

En mi reciente libro publicado por la Editorial Desnivel "Crónica Alpina de España" afirmo en sus "Conclusiones" que tributo un sentido homenaje de admiración y respeto a tantos cientos, quizás miles de nombres, todos aquellos vivos o muertos, que practicaron el alpinismo. Siento verdaderamente la importancia de su lucha y de su esfuerzo, admiro los cuantiosos sufrimientos que el alpinismo lleva en si, esfuerzo generoso para que cada uno pueda ganar su propia dimensión y gloria.

El alpinismo, la escalada, las vivencias de la montaña, las situaciones de la altitud, las alucinaciones propias de hipoxia, la realidad de las situaciones limite, los extremos agotamientos, tantos peligros frecuentes que significan en casi todos los casos, esa lucha del hombre para lograr su propia trascendencia, esa aproximación a lo que muchos intentamos realizar.

Es cierto que algunos de los en momentos de pasajera juventud, cuando todavía no se han alejado de la ignorancia, tienen un excesivo.

No es menos cierto que los éxitos, sobre todos los que concede el gran público, normalmente superficial y poco conocedor de la , nos hacen confiados y estamos próximos a perder la , esa virtud de los grandes, y en ocasiones todos somos agriamente críticos e injuriadores. Yo lo se bien por mi historia.

Entonces al ejercer el rencor, la envidia o la fácil presunción sin elegancia es cuando hemos perdido nuestra honda dimensión.

Nunca es buena la arrogancia en las cimas.

La vida de un alpinista es siempre apasionante, desde el que practica unos años al que no ha dejado el ante el abismo durante medio siglo; pero también un que puede fácilmente convertirse en tragedia.

"Una avalancha le arrastró hasta el borde negro y hondo de un grieta... varias piedras de gran tamaño cayeron rozándole la cabeza mientras escalaba... subiendo los precipicios de hielo temía el resbalón que le precipitaría en el abismo... sintió como se apretaba contra la roca cuando los rayos le rodeaban con sus impresionantes descargas sobre una repisa..."

Una simple lesión puede ser la muerte. Las posibilidades de ayuda, ajenas a ti mismo son casi siempre inexistentes...

La lección de esta vida llena de altura y belleza, es haber ganado al perseguir las ilusiones y haber aprendido a vivir.

Este cronista de la que no ha cesado de ir en pos de las cimas en cincuenta años, que sabe de la zozobra íntima de la fascinación de la escalada, no la escalada del ayer pretérito, sino de ayer mismo, viéndose inseguro sobre una lisa placa de granito, mirando hacia el y teniendo que decidirse hacia la de los pasos crispados, sabe lo que representa la que acompaña al con la firme voluntad de superación, hasta por fin llegar a lo lejano .

Una vida de peligros, un recital de vivencias, lejos de los confines de la vida normal, por encima de la Tierra, para tener la sensación extraordinaria de estar absolutamente vivo y lleno de honor.

El descrédito y el deshonor, a través de juicios rencorosos, que algunos se encargan de crear ante la reducida de compañeros del ideal, basándose en conveniencias, rencores o rivalidades viles, hace perder al su dimensión trascendente, asimilándole peligrosamente a tantas otras aficiones y practicas de vida carentes de valores, aunque sean aplaudidas por la multitud.

La elegancia y la generosidad de juicios, junto a la humildad, enaltece nuestra vida y nos concede a cada uno de nosotros esa posibilidad de ser aquellos que deseamos ser como un sueño de juventud.Vida apasionante, un drama como es la vida misma, repetidas tragedias de otros y aún de nosotros mismos.

¿En que otra actividad mítico-deportiva hay tanta vida cerca de la muerte?

Muerte o tragedia qué a todos puede afectarnos.

¿No tenemos la conciencia clara sobre la inmaterialidad del ideal, de la actitud místico-poética del alpinismo, metafísica del misterio que cada uno de nosotros llevamos en el hondón del alma?.

Repito mi respeto más absoluto hacia todos los que practicaron y los que ejercen la escalada y el alpinismo, vivos o muertos. Siento hacia ellos una profunda admiración y se que en su interior está ese ganado con sufrimientos, con espíritu de lucha y superación, mezclado con la confusa alegría en la zozobra de la paz ganada en la cima, la cumbre del ideal.

Pequeños personajes, excesivos . Nunca es buena la arrogancia en las cimas.

Quizás declinemos algo en nuestra actividad con el paso del tiempo que influye en el cuerpo ¿Pero declina el alma?.

Si Dios así lo permitiera querría alcanzar cien cumbres más: El Erebus, el Puntiagudo, el Robson... Volver como tantas veces al Mont Blanc y quizás a la asfixia extraordinaria del Himalaya tras las invasiones de tantas generaciones que me fueron sucediendo... ¿Me llegaran las fuerzas? ¿Mi gastado corazón soportará tantos esfuerzos y emociones? Seguiré elevándome sobre el miedo y agradeciendo siempre a Dios y a la naturaleza creada, ese ánimo y ese que nos instala firmemente en nosotros mismos.

Cada vez tengo más claro que las cimas son los de la ilusión, fuente de la juventud permanente. Hasta hoy mismo mi vida me resulta fascinante: soy quién quise ser de niño, cuando la pureza estaba lejos de la materialidad. Mis capítulos de vida extrema, en verdaderas situaciones límite, a veces pienso que sin paragón en la historia del alpinismo, hechos que me instalan firmemente en mi mismo, en el sentido de la paz, contento con mi destino que comporta y suerte al mismo tiempo. ¿Acaso no he fracasado varias veces en el mismo Everest?.

Yo noto la imperiosa necesidad de agradecer a Dios, a quien si no, mi vida excelsa y aventurera de explorador de montañas; de ser quien soy, en paz conmigo y dispuesto a seguir subiendo, pero sabiendo que no hubiera en tantas pasadas aventuras sin su ayuda. Yo solo nunca habría podido seguir vivo.

A veces, en estas últimas semanas, cuando me encuentro en lo alto de una montaña dispuesto a salir volando colgado de mi veo abajo los campos cárdenos del miedo y entonces me invade la torpeza que suele ser mi compañera. Cuando supero esa congoja salgo a lo sintiendo los bandazos del aire, y entre los violentos zarandeos del viento no tengo más remedio que volver a dar las gracias a Dios, el gran y supremo misterio, quien ha permitido que un ser tan débil y desvalido como yo pueda vivir la gran aventura de ver las cimas desde lo alto.

En 50 años de vida fascinante he de decir, como el capitán Alonso de Contreras:

Cesar Perez de Tudela

jueves, 2 de julio de 2009

Beber agua de la naturaleza

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En el mundo del outdoor y la vida en la naturaleza existe una regla de oro: “Nunca bebas agua de dudosa procedencia” y aunque parezca exagerado es muy bueno desconfiar siempre del agua que la madre naturaleza nos provee. Te mencionamos algunos métodos para potabilizarla.


Por desgracia en muchos lugares del mundo el agua natural puede estar contaminada, ya sea con contaminantes artificiales, como fertilizantes utilizados en los campos, o por actividad humana o animal.La ingesta de agua contaminada puede alterar nuestro organismo contrayendo enfermedades tales como tifoidea, cólera o disentería además de otros trastornos generados por parásitos que podemos contraer al beberla. Está claro que contraer un problema de salud estando de excursión no es muy conveniente y opacará nuestra salida. Por lo tanto es fundamental desconfiar siempre y potabilizar el agua que tomamos. Para eso existen diversas maneras de hacerlo.

Potabilizar al agua con hervido:

Se recomienda hervir el agua durante 5 a 10 minutos como mínimo (lo más recomendable son 20 minutos). Cuando el agua alcanza su punto de ebullición (100º C) todas las bacterias mueren o se inactivan.
En casos extremos de supervivencia, una forma de purificar cualquier líquido y rescatar solamente el agua que éste contiene, es hacer hervir el líquido y destilar el vapor en otro recipiente en donde obtendremos agua pura, sin peligro de bacterias, concentración de sales o minerales peligrosos para la salud. De esta manera podremos destilar hasta agua de mar si se quiere. Hay que tener en cuenta que el agua que proporciona el destilado es lógicamente agua destilada, por lo que conviene enriquecerla con una pizca de sal o mezclarla con jugo. Un buen consejo a seguir luego de hervir el agua es traspasarla repetidas veces de un recipiente a otro para airearla. Esto le da buen sabor e impide que resulte intomable.

Potabilizar agua con cloro:

El cloro es uno de los desinfectantes más efectivos. Es muy eficaz contra las bacterias pero no tiene buenos resultados contra la erradicación de los virus que transitan por el agua sin potabilizar. Por eso se recomienda filtrar el agua antes de clorarla y después de la aplicación del cloro debe mezclarse bien y dejarse reposar 30 minutos para que el cloro entre en contacto con los microorganismos.

Potabilizar agua con yodo:

Este desinfectante es muy eficaz para eliminar las bacterias, los virus y otros microorganismos que podemos encontrar en el agua. En general de 2 a 10 gotas por litro puede ser suficiente para purificar el agua clara. Aquí también, para aumentar la efectividad, es necesario filtrar el agua antes de aplicar el yodo, mezclarse y dejarse reposar durante 15 a 20 minutos.Este sistema es recomendable para utilizar en el lavado de frutas y verduras dejándolas reposar en agua con yodo durante 10 minutos.


Potabilizar agua con Pastillas potabilizadoras:


Existen pastillas ya preparadas y a la venta en el mercado que sirven para potabilizar el agua. Usar pastillas potabilizadoras de agua es quizá el método más práctico y efectivo para potabilizar el agua. Estos compuestos deben aplicarse en cantidades exactas y respetando el reposo necesario antes de consumir el agua. Se recomienda siempre leer las instrucciones de uso en el envase y fecha de vencimiento. Es conveniente llevar siempre pastillas potabilizadoras en nuestra mochila o en nuestro kit de supervivencia, ya que son un sistema muy rápido, confiable y fácil de utilizar.

Purificar el agua:


En casi todos los casos antes de potabilizar el agua habrá que purificarla para quitarle la turbiedad o pequeñas impurezas que pueda tener. El método más práctico para esto es dejarla reposando el mayor tiempo posible en un recipiente para que las impurezas se decanten o floten. Luego, con mucho cuidado de no revolver el agua, con un tubo flexible o manguera trasvasarla a otro recipiente utilizando la técnica de sifón. Otra forma de purificar el agua es filtrarla usando varias capas de tejidos o arena limpia.

Lo ideal en cualquier excursión corta es llevar desde el inicio la dosis suficiente de agua a fin de no tener que recurrir a juntarla.

La cantidad de agua que necesita ingerir el cuerpo humano depende de la temperatura y humedad del ambiente y de la actividad física que hagamos. Generalmente necesita como mínimo 2 litros de agua diarios y en una zona desértica con más calor y sequía necesitará alrededor de 10 litros de agua por día.

La esperanza de vida humana sin agua es de 2 días en el desierto y 8 o 10 días en climas frescos.

De dónde juntar agua. Lo primero que hay que observar para suponer que el agua es potable, es que ésta corra o sea que no esté estancada. Es preferible el agua de un arroyo que desemboca en un lago y no la del mismo lago, y mejor aun es el agua de los manantiales que nacen entre las rocas de la montaña que el agua de los arroyos que luego forman. En conclusión ir a buscar agua “río arriba” a los manantiales o a las nacientes de los arroyos siempre es la mejor opción.

 

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