lunes, 8 de diciembre de 2008

De primero....

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Pregúntale a los escaladores veteranos que es lo mas les gusta de lo que hacen y seguro te contestaran que escalar de primero. Cuando escalas de primero la vida queda reducida a pura simpleza. En ese estado concentrado, liberado tanto de distracciones internas como externas, redescubres tu capacidad innata para vivir el momento presente.

Practicar el Zen nunca resulto tan sencillo.

Al ofrecerte a la pared de roca que tienes por encima, navegas por misteriosas sendas pétreas, al tiempo que vas trasladando tu concentración entre las habilidades motrices y el intelecto. Las emociones surgen y se disuelven al ir entrando y saliendo de tu consciencia. La rabia, el miedo, la seguridad, el alivio… todas esas sensaciones se desvanecen en el pasado con la misma rapidez con la que emergen. Al moverse hacia el cielo, el objetivo de atarse al “cabo comprometido” se hace mas evidente. Escalar de primero supone un juego de exploración y descubrimiento. Enlazando una secuencia de presas no visibles desde el suelo, vas navegando con destreza sobre panzas, vas metiendo los pies y los dedos en fisuras al tiempo que buscas emplazamientos idóneos para colocar seguros y descubres reposos naturales. Las decisiones se toman de manera intuitiva, pues tu cuerpo obedece a un ritual de memoria completamente por su cuenta: colocar un seguro o seguir, reposar o no, moverse a la derecha, a la izquierda o destrepar un poco para volver a la reunión. Tu orquestación personal de cada vía individual como primero es un proceso único y creativo. Escalando de primero, dos aventuras nunca son iguales.
Escalar de primero te aporta INDEPENDENCIA y LIBERTAD.

Doug Robinson


 

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